Cuando parecía que todo este circo mundial que se ha construido en torno al COVID-19 estaba llegando a su fin, la variante Delta llega para complicarnos las cosas. Esta nueva ola de contagios no sólo ha afectado a millones de personas en todo el mundo, sino que también ha sido la excusa perfecta para cierres de negocios, control de la población con tantas ciudades cerrando, y por supuesto, ha sido el respaldo ideal de su narrativa de presión frente a las vacunas.
A pesar de que ha sido demostrado que las personas vacunadas son más propensas a contraer la variante Delta, siguen discriminado a quienes deciden no recibirla, llegando a culparles por la aparición y contagio de la variante. Toda esta historia deja de lado, la evidencia compartida de que la inmunidad natural resulta la mejor manera de combatir el virus
Las medidas de presión para obligar a las personas a vacunarse son aterradoras, desde pasaportes sanitarios hasta las amenazas hechas por el pentágono para amenazar a los miembros de las tropas que no quieren vacunarse, dejan en claro que la población ha comenzado a cuestionarse todo lo que dicen.
En medio de todo el circo de contradicciones referentes a la pandemia, Business Insidernn ha publicado una nota en la que aseguran que para detener la variante delta es necesario desarrollar la inmunidad de rebaño. ¿Cómo planean lograrla? Pues vacunando al 90% de la población, incluso a quienes no quieran.

No obstante, a pesar de lo absurdo de este porcentaje, se mantiene la narrativa de la necesidad de vacunar a la población. Incluso a pesar de las palabras del experto en vacunas Paul Offit:
«Evidentemente, cuanto más eficaz sea la vacuna, menos personas habrá que vacunar».
Esta es una de las razones por las que los expertos en enfermedades se entusiasmaron cuando algunas de las primeras vacunas autorizadas durante la pandemia resultaron tener una aparente eficacia de alrededor del 95% en la prevención de la enfermedad. Pero esas cifras de efectividad de las vacunas han empezado a bajar porque la inmunidad inducida por las vacunas disminuye con el tiempo.
No obstante, la contradicción es increíble, si las vacunas son eficaces, entonces no sería necesario vacunar a tantas personas. Pero, si realmente no son eficaces, entonces ¿por qué insisten en que nos vacunemos?
Al hablar de esta ridícula cifra del 90% de la población que supuestamente debe ser vacunada, Offit deja en claro el plan que piensan ejecutar.
«Simplemente hay un grupo de personas que no se van a vacunar… ¿Qué se hace entonces? Creo que la respuesta es lo que estamos haciendo, que es ordenar las vacunas»