Agentes de campo del FBI realizaron una investigación abierta en 2014 que se centró en las financiación extranjera hacia la incipiente campaña presidencial de Hillary Clinton. Pero en lugar de recibir la orden de la FISA que solicitaron, el liderazgo ejecutivo del FBI informó al candidato sobre el tema.
Estos memorandos desclasificados muestran la frustración de los agentes de campo del FBI al ver que su investigación fue torpediada de obtener una orden de la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA) hasta el punto de que elevaron su solicitud fuera de la cadena de mando al entonces director del FBI, James Comey.
“La solicitud de FISA ha permanecido en el limbo durante los últimos cuatro meses, a pesar de que la actividad de investigación posterior de [redactada] proporcionó una causa probable adicional para la solicitud de FISA”, escribió un agente del FBI a Comey en abril de 2015.
Esa comunicación indicaba que la oficina de campo del FBI que dirigía la investigación y solicitaba la orden de la FISA “todavía no estaba segura de por qué la solicitud no se había enviado al Departamento de Justicia para su aprobación final, aunque la CD [División Penal] ha presentado varias razones, la más reciente es que la decisión de poner la solicitud en espera se originó en el séptimo piso’”.
El séptimo piso de la sede del FBI en Washington, DC, es donde se encuentran las oficinas del directos del FBI y su personal.
La respuesta de Comey a la comunicación fue evasiva diciendo: «No sé nada sobre esto, pero me volveré más inteligente».
En lugar de examinar la solicitud de la FISA o las razones por las que los agentes de campo del FBI solicitaron la orden judicial, los líderes del FBI le otorgaron al equipo de Clinton una «sesión informativa defensiva» en octubre del 2015, en el momento en que se estaba preparando su campaña presidencial.
Los memorandos desclasificados revelan que el informe fue entregado al equipo legal de Clinton dirigido por David Kendall y Katherine Turner.
«Se informó a Kendall y Turner que el FBI les estaba proporcionando este informe de concienciación y para que la Sra. Clinton pudiera tomar las medidas adecuadas para protegerse», decía un memorando resumido. «También se les dijo que el FBI estaba buscando su ayuda para identificar a otros destinatarios apropiados del informe, si los hubiera».
A los abogados de Clinton se les dijo que «la campaña debería aumentar su vigilancia de las contribuciones relacionadas con cualquiera de los asuntos discutidos anteriormente».
Le advirtieron que iban a ir tras ellos, por eso cambiaron la estrategia e intentaron transferirle a Trump el escándalo, pero eso no fructificó.
Estos memorandos ahora desclasificados dicen el nombre del país extranjero y la oficina de campo del FBI que solicitó la orden FISA. Además dejan muy claro que el complot involucró «dinero de ayuda extranjera que podría ser contribuido a su campaña cuando ella anuncie su candidatura al POTUS».
En ellos no se ofrece ninguna evidencia de que Clinton estuviera al tanto del complot, tampoco está claro si la solicitud de la orden de la FIA fue realmente considerada por el liderazgo del FBI o si alguna vez fue presentada al tribunal de la FISA para su consideración.
Estos memorandos fueron desclasificados después de la orden emitida por el presidente saliente Trump. Sirven para ilustrar el contraste desigual en la forma en que el FBI trató a Clinton y Trump, respectivamente.