Antes de que el presidente Joe Biden anuncie el jueves las nuevas medidas contra el COVID-19, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo que podría haber nuevas reglas que se impondrán a las personas no vacunadas.
Psaki comento el pasado miércoles «Hay seis medidas que el presidente está anunciando, habrá nuevos componentes».
Luego completó su idea comentando lo siguiente:
«Algunas de ellas estarán relacionados con el acceso a las pruebas, otras estarán relacionadas con los decretos, y otras con la forma de asegurar que los niños estén protegidos en las escuelas».
En resumidas cuentas, no rindió detalles sobre los decretos para los estadounidenses no vacunados. El martes, dijo a los periodistas en el Air Force One que el gobierno federal carece de autoridad para imponer vacunas a todo el mundo.
El pasado miércoles esquivó detalles obvios para agregar otros comentarios tales como este:
«Habrá nuevos componentes que, por supuesto, afectarán a la gente en todo el país, pero también estamos trabajando todos juntos para tener el virus bajo control, para volver a nuestras vidas normales».
Biden, que tenía previsto reunirse con sus asesores de COVID-19 el miércoles, pronunció un discurso hace unos seis meses en el que dijo que Estados Unidos había «hecho verdaderos progresos» contra el virus.
Desde esa fecha, unos 142 millones de estadounidenses han recibido la vacuna contra el COVID-19 y unas 950.000 personas se vacunan cada día, según los datos facilitados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Los datos publicados diariamente por el sistema de seguimiento de COVID-19 de los CDC sugieren que los nuevos casos y las muertes en los Estados Unidos pueden haber alcanzado una cota o están disminuyendo. La cifra media de siete días de casos hasta el martes era de 140.000 y de muertes de 1.022, respectivamente, mientras que hasta el 1 de septiembre la media de siete días de casos era de 156.000 y de muertes de 1.141, respectivamente.
El discurso del presidente podría hacer referencia a un reciente anuncio de los responsables de varias agencias sanitarias federales de que las terceras dosis de las vacunas de Moderna y Pfizer, o vacunas de refuerzo, se suministrarían alrededor del 20 de septiembre. Sin embargo, la Administración de Alimentos y Medicamentos aún tiene que aprobar las dosis de refuerzo.

Biden ya exigió a todos los empleados y contratistas federales que se pusieran la vacuna COVID-19 o que se adhirieran a estrictos protocolos de pruebas y distanciamiento social. También ordenó a las residencias de ancianos que exigieran a su personal que se vacunara para seguir recibiendo fondos de Medicare y Medicaid.
Uno de los principales confidentes de Biden, el jefe de personal de la Casa Blanca Ron Klain, durante una entrevista en la CNN el fin de semana, se mostró reacio a proporcionar una fecha concreta en la que los refuerzos se pondrían a disposición del público.
Ante la falta de información clara solo queda mantenerse a la deriva en épocas donde surgirán anuncios sobre futuros atropellos contra la población no vacunada. Experimentan extorsiones hacia su personal con retirarlos de los fondos que ellos mismos crearon, en pocas palabras, quieren a la población a su merced lo quieran o no.
No entiendo. Ellos llevan sus vidas normales en reuniones, fiestas, viajes sin siquiera máscaras. Y nosotros tenemos que estar parapetados en las casas, on máscaras y vacunados. Que pasa? Sólo es para no las leyes de confinamiento, esclavitud y demás d relacionados con la salud y la libertad. Por favor no somos estupidos. O todos o ninguno..