Pobres uigures es el nombre que le dió el Papa Francisco a lo que a considerado perseguidos en un capítulo de su libro, son el centro de las noticias sobre las relaciones entre el Vaticano y China.
Ante estás acusaciones el gobierno chino no se hizo esperar considerando que lo expresado por el Papa Francisco como desprovista de pruebas en la realidad, el gobierno Chino afirma que en su país hay nos derechos de existencia, desarrollo y libertad de credo religioso de los que gozan todos los grupos étnicos. Ha habido un silencio extenso por parte de Francisco y las máximas jerarquías de la iglesia, en relación a las macroscópicas y sistemáticas persecuciones actuales en China; el alto al silencio se produjo después de las denuncias de los cardenales José Zen Zekiun, obispo emérito de Hong Kong, y Charles Maung Bo, arzobispo de Yangon.
Pero los musulmanes uigures han eclipsado otra noticia importante: fue nombrado el primer obispo católico según la modalidad del acuerdo secreto firmado entre la Santa Sede y China el 22 de septiembre de 2018, y prolongado el mes pasado para otros dos años.
Este obispo es Tomás Chen Tianhao de 58 años, Chen a Sido designado como la cabeza de la diócesis de Qingdao, en la rica provincia de Shandong, en la costa.
Este puesto estaba vacante desde junio de 2018, después que muriera José Li Mingshu a sus 84 años, reconocido tanto por la Santa Sede como por las autoridades de Pekín, pero sometido por estás últimas, sobretodo por la Asociación patriótica de los católicos chinos, el instrumento de control agresivo de la Iglesia católica en China, cuyo jefe supremo ha sido durante décadas Antonio Liu Bainian, también él de Shandong.
Está consagración tuvo lugar el 23 de noviembre en la catedral de Qingdao. La ceremonia fue presidida por el obispo de Linyi, Juan Fang Xingyao, que es también presidente de la Asociación patriótica y vicepresidente del Consejo de los obispos, un falso simulacro de conferencia episcopal que reúne solamente a los obispos reconocidos por el régimen. Según el acuerdo secreto, la elección y la propuesta del papa de cada nuevo obispo, se hace después de haber llevado a cabo una selección previa, controlada por el régimen, en la respectiva diócesis por parte de representantes del clero, las religiosas y los laicos integrados en el régimen.
La agencia Asia News del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras, ha dado a conocer que en la fórmula de consagración del nuevo obispo de Qingdao fue citado el mandato del consejos de obispos, pero no sé habló nada del papa y de la Santa Sede y su elección previa tuvo lugar el 19 de noviembre de 2019.
El nuevo obispo Chen es también un hombre del régimen, un dirigente de hace mucho tiempo de la Asociación patriótica, cuyos miembros más importantes han participado en la ordenación.
En 2007 Benedicto XVI escribió una carta a la iglesia en China, tomada como su carta magna dónde escribió lo siguiente: «la finalidad declarada [de la Asociación patriótica] de actuar ‘los principios de independencia y autonomía, autogestión y administración democrática de la Iglesia’ es inconciliable con la doctrina católica».
Sin embargo, las instrucciones que Toma ha dado al clero y los obispos chinos el 28 de junio de 2019 han ampliado el espacio discrecional de las inscripciones a la Asociación patriótica, que el régimen pide insistentemente.
El acuerdo de 2018 habla sobre el nombramiento de los obispos, reconociendole el mérito de ponerle final al nombramiento unilateral del Gobierno Chino sin ningún concenso de parte de Roma, con la consiguiente excomunión de los nombrados.
El número de diócesis vacantes sigue siendo alto. Las que están actualmente dirigidas por un obispo son 74, muchas menos, de las 135 diócesis y prefecturas apostólicas de toda China, sin contar Hong Kong y Macao, y muchas menos que las 104 diócesis que el gobierno ha reestructurado y unido unilateralmente sin la aprobación de Roma.
La sala de prendes del Vaticano el 24 de noviembre previó otras consagraciones episcopales, porque están en curso diferentes procesos de nuevos nombramientos episcopales.
Pero llenar estos vacíos será difícil, por qué cada diócesis en China es un caso singular que demanda soluciones específicas. Esto lo explica un antropólogo y teólogo francés Michel Chambon ha publicado el 16 de noviembre en UCA News:
¿China necesita más obispos?
Un ejemplo para entender la complejidad de las cosas está en Fujan, la provincia de la costa situada frente a la isla de Taiwán.
Según la distribución del Vaticano en Fujan hay cuatro diócesis y dos prefecturas apostólicas a lo largo de la costa, partiendo del norte, la diócesis de Xiapu-Mindong, la arquidiócesis de Fuzhou y la diócesis de Xiamen, y en el interior la diócesis de Changting y las prefecturas de Jian’ou y de Shaowu.
Pero según la distribución gubernamental, diócesis de Changting está incluida en la de Xiamen, y las dos prefecturas apostólicas están unificadas en una nueva diócesis, la de Minbei.
En la diócesis de Xiapu-Mindong, antes del acuerdo de 2018, la mayor parte de los fieles y del clero eran subterráneos, es decir, sin reconocimiento gubernativo, dirigidos por un obispo también subterráneo, reconocido solamente por Roma, Vicente Guo Xiijin. Pero había también una pequeña minoría de católicos oficiales, dirigidos por un obispo unilateralmente nombrado por el gobierno chino y excomulgado, Vicente Zhan Silu.
Con el acuerdo, Roma levanta la excomunión y nombra a Zhan como titular de la diócesis, degradando a Guo como auxiliar suyo. Gao acepta, pero rechaza la adhesión, como pide el régimen, a esa Iglesia independiente que él y sus fieles continúan considerando irreconciliable con la fe católica. Por esto fue sometido a represalias incluyendo la expulsión de su casa y la pérdida completa de la libertad, ante un silencio por la Santa Sede, termina dimitiendo de todo sus cargos públicos, en medio de la renovación del acuerdo. La oposición entre oficiales y subterráneos, en la diócesis de Xiapu-Mindong, continúa siendo muy conflictiva.
Otro caso es la diócesis de Fuzhou, una de las más pobladas de China con 300.000 fieles, 120 sacerdotes y 500 religiosas, la contraposición es entre los mismos subterráneos, y tiene una larga historia. Antes del acuerdo de 2018, parte del clero y los fieles eran partidarios del obispo nombrado por Roma, Pedro Lin Jiashan, mientras que otra parte más grande y combativa desconfiaba de él, creyéndolo deseoso de someterse al régimen. Para sanar estas posturas opuestas, entre 2007 y 2016 Roma incluso suspendió a Lin, sustituyéndole con un administrador apostólico, cosa que fue en vano.
Cuando Lin el 9 de junio obtuvo un reconocimiento gubernamental, entonces firmó la adhesión a la iglesia independiente, haciendo que muchos en la diócesis se sintieran traicionados por el y por el Vaticano. Ahora hay mucha más oposición.
La pequeña diócesis de Xiamen es un oasis de tranquilidad, gobernada por un obispo reconocido desde hace tiempo tanto por Roma como por Pekín, y pacíficamente aceptado por los fieles: José Cai Bingrui, de 54 años.
La diócesis de Minbei lleva décadas sin obispo y probablemente no lo tendrá durante mucho tiempo. Se encuentra en un territorio montañoso y rural, tan grande casi como la mitad de la provincia de Fujan. Las comunidades católicas son pequeñas y dispersas, sin clero propio, asistidas por sacerdotes llegados de fuera.
El sacerdote más activo desde hace muchos años es de la diócesis limítrofe de Xiapu-Mindong, es parte del círculo del activo obispo anteriormente excomulgado que ahora la dirige. Es más, este sacerdote desempeña el cargo de administrador de la diócesis vacante de Minbei. De ser obispo es muy probable que tenga una fuerte oposición por parte de los fieles, por su cercanía al obispo excomulgado.
Los católicos de ese territorio prefieren estar sin obispos y menos institucionalizados, pues están menos vigilados por las autoridades chinas. Ellos aplican el siguiente dicho popular “Se caza el pájaro que alza el vuelo”, haciendo referencia a qué es mejor mantener un perfil bajo, sin obispo, sobre todo si este es un hombre del régimen, que hará sufrir una represión más fuerte de la que ya existe.
En resumen, cuatro diócesis con cuatro situaciones muy diferentes entre ellas. Fujan es una fotografía perfecta de lo complicada que es la estructura de la Iglesia china.