Por Eric Peters, CIO de One River Asset Management
«En retrospectiva, era inevitable», tuiteó Elon. Sin duda eso es cierto. Todo en retrospectiva es inevitable. Musk acababa de publicar “#bitcoin” en su biografía de Twitter, un viaje completo, un destino digital, inevitable.
Hay posibilidades que Elon Musk todavía no haya comprado su primer bitcoin, pero ya anunció su intención de hacerlo, cosa que elevó el precio antes de su compra. Pero ya va, la gente con tres dedos de frente no hace ese tipo de cosas.
Pero los banqueros centrales sí lo hacen. Nos dicen qué van a comprar, en qué cantidades y en qué momento, sabiendo que quienes tienen capital al frente ejecutan sus compras. Durante muchas décadas, está práctica ayudó a los banqueros a distorsionar el precio del dinero, la accesibilidad al crédito y la valoración de activos.
Si hacemos una retrospectiva, encontraremos lo siguiente:
Primero que era inevitable que los que tuvieran medios para liderizar las manipulaciones del Sistema de Reserva Federal acumularán mucha más riqueza que aquellos que no los tenían.
También era inevitable que los que no tenían medios llegarán a resentirse con los que sí los tenían.
Tercero también era inevitable que ante la ausencia de políticas sensatas para restaurar el equilibrio del sistema, aquellos que se beneficiaban de las políticas del Sistema de Reserva Federal tuvieran conflictos cada vez mayores que los que no. Por naturaleza los que no obtienen beneficios superarían en gran manera a los que sí, haciendo que prevalezcan en un conflicto en toda regla.
Entonces esto hacía inevitable que aquellos con los medios para dirigir el Sistema de Reserva Federal encontrarán formas para que los políticos dieran dinero a los que no tenían, como prevención del gran choque.
Mientras se discutía acerca de la aprobación de los cheques de $ 1,400, también era inevitable que aquellos que no los tenían se alzaran de manera inesperada para asaltar las instituciones a las que culpaban por las injusticias que sufrían.
Haciendo que esos conflictos sean el preludio de una década tumultuosa.
Y, por supuesto, será inevitable, en retrospectiva, que mientras los banqueros centrales y los políticos se desesperaban cada vez más por llenar las crecientes grietas de su propia creación con papel impreso, la gente cuerda buscara refugio de tales cosas.
Y ese refugio es la criptoeconomia, un sistema descentralizado.
Fuente: ZeroHedge