Desde la puerta de la base de la expedición, a pocos pasos a la izquierda pasa un rover autónomo. A unos pocos saltos de gigante a la derecha hay un conjunto de paneles solares. El paisaje es rocoso, accidentado, teñido de rojo, ¿te recuerda a algo? Si, se parece a Marte.

Es el cráter Ramón en el desierto del sur de Israel. Allí un equipo de seis personas compuesto por cinco hombres y una mujer ha comenzado a simular cómo será vivir en el planeta rojo durante un mes.
Su hábitat “AMADEE-20” está escondido bajo un afloramiento rocoso. En su interior duermen, comen y realizan experimentos. En el exterior llevan trajes espaciales simulados equipados con cámaras, micrófonos y sistemas de respiración autónomos.
«Tenemos el lema de fallar rápido, fallar barato, y tenemos una curva de aprendizaje muy pronunciada. Porque por cada error que cometamos aquí en la Tierra, esperamos no repetirlo en Marte»
Gernot Gromer, director del Foro Espacial Austriaco.
La asociación austriaca dirige el proyecto junto con la Agencia Espacial de Israel y el grupo local D-MARS. Varias sondas recientes a Marte han cautivado a los aficionados a la astronomía de todo el mundo, con rovers robóticos como el Perseverance de la NASA y, por primera vez, el helicóptero Ingenuity, que ofrecen un vistazo a la superficie del planeta. Pero es probable que una misión tripulada esté a más de una década de distancia.

Con AMADEE-20, que debía realizarse en 2020 pero se pospuso debido a COVID-19, el equipo espera aportar nuevos conocimientos que ayuden a preparar esa misión, cuando llegue.
Gromer, de pie junto a la estructura de 120 metros cuadrados (1.300 pies cuadrados) con forma de dos grandes yurtas conectadas dijo:
«El hábitat, en este momento, es la estación de investigación analógica más compleja y moderna del planeta»,
Los seis miembros del equipo están constantemente grabados, sus constantes vitales monitorizadas, sus movimientos en el interior son rastreados para analizar los lugares favoritos para congregarse. Todo ello para comprender mejor el factor humano, dijo Gromer.

En el exterior, otros ingenieros y especialistas trabajan con un dron y un rover para mejorar la navegación autónoma y la cartografía en un mundo en el que no hay GPS.
En total, llevarán a cabo más de 20 experimentos en campos como la geología, la biología y la medicina, y esperan publicar algunos de los resultados cuando estén terminados.
Alon Tenzer, de 36 años, uno de los miembros de la tripulación, vestido con el traje espacial deunos 50 kg (110 lb) de equipo comentó:
«Somos seis personas trabajando en un espacio reducido y bajo mucha presión para hacer muchas pruebas. Seguramente habrá desafíos… Pero confío en que mi tripulación es capaz de superar esos retos».