Industria biotecnológica intenta introducir nuevos OGM en la cadena alimentaria a través de técnicas genómicas

La industria biotecnológica está tratando de introducir una nueva generación de organismos genéticamente modificados (OGM) en la cadena alimentaria a través de lo que llama 'Nuevas Técnicas Genómicas' (NGT), según un artículo de opinión publicado en The Guardian.

Estos nuevos OGM se presentan bajo el sinónimo de 'CRISPR' (Repeticiones Palindrómicas Cortas Agrupadas y Regularmente Interespaciadas) y se están promocionando como una forma de eliminar/modificar genes para hacer que las plantas funcionen de acuerdo con los requisitos del programa de control biotecnológico, sin introducir bacterias extranjeras en el genoma de la semilla para hacerla resistente a un régimen de pulverización química intensiva.

A pesar de que los cultivos editados genéticamente se han encontrado con resistencia en Europa, donde menos del 2% de las tierras cultivables se dedican a la agricultura GM, la industria biotecnológica y sus aliados políticos han seguido presionando para que se desregule el uso de NGT en la agricultura.

En los Estados Unidos, el Departamento de Agricultura anunció que no regularía los cultivos editados genéticamente de la misma manera que los OGM tradicionales, lo que significa que no estarían sujetos a los mismos requisitos de evaluación de riesgos y etiquetado obligatorio.

La introducción de NGT también amenaza a los agricultores que han invertido en la producción de alimentos libres de OGM. Si los cultivos editados genéticamente se introducen en la cadena alimentaria sin etiquetado obligatorio, los agricultores que producen alimentos orgánicos y libres de OGM podrían sufrir una contaminación cruzada involuntaria y perder su estatus de 'libre de OGM', lo que podría afectar gravemente sus ingresos y su capacidad para competir en el mercado.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha sido claro en cuanto a su postura sobre los cultivos editados genéticamente. En 2018, el tribunal rechazó la afirmación de la industria biotecnológica de que CRISPR ya no era un OGM, aclarando que los organismos creados por nuevas técnicas de mutagénesis están sujetos a las leyes de OGM de la UE existentes, lo que significa que deben seguir los procedimientos de evaluación de riesgos y etiquetado obligatorio.

Es importante que los consumidores estén informados sobre los riesgos y las implicaciones de la introducción de cultivos editados genéticamente en la cadena alimentaria. La resistencia a los OGM en Europa ha demostrado que es posible proteger la soberanía alimentaria y los derechos de los agricultores y los consumidores. Es hora de que el resto del mundo siga su ejemplo y exija transparencia y seguridad en la producción de alimentos.

Fuente: David Icke


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