
Expertos predicen que los humanos podrían tener alas, tentáculos o un brazo extra "en las próximas décadas" gracias a los avances en la mejora humana.
La idea de que los humanos tengan alas, tentáculos o un brazo extra puede parecer poco probable. Pero estos escenarios podrían convertirse en realidad en las próximas décadas, gracias a los avances en la mejora humana.
Los investigadores ya han diseñado un "Tercer Pulgar" controlado por movimientos del pie, que permite al usuario desenroscar una botella, pelar un plátano o enhebrar una aguja usando solo una mano. Ahora, los expertos creen que el pulgar es solo el primer paso hacia adiciones más grandes y dramáticas al cuerpo humano.
Tamar Makin, profesora de neurociencia cognitiva en la Universidad de Cambridge, dijo que la capacidad del cerebro para adaptarse a un miembro adicional era "extraordinaria". Pero escalar el diseño a dispositivos de mejora más grandes tiene sus propios obstáculos.
La gran pregunta es: ¿cómo controlas una parte del cuerpo que nunca has tenido antes?

En este sentido, Makin expresó:
"Cuando trabajamos con tecnología de sustitución, como las prótesis, el objetivo es bastante sencillo. Pero en la mejora, quiero que sigas usando tu cuerpo al máximo y, además, te doy una parte del cuerpo extra. También nos preocupa lo que llamamos el problema de la reasignación de recursos: ¿qué pasa si estoy robando recursos de los pies para dárselos a las manos?".
Cuando se le preguntó si sería posible diseñar alas o incluso tentáculos para uso humano, la profesora Makin dijo:
"Sí, desde una perspectiva técnica. Las tecnologías están ahí, solo tenemos que escalarlas. Hay problemas tecnológicos que resolver, por ejemplo, queremos que sea portátil, cómodo, no puede ser pesado y no puede estar enchufado a un enchufe eléctrico. El control es el problema real. Así que las alas son en realidad muy simples porque es solo un grado de libertad: arriba y abajo. Pero cuando se hace algo más complicado, como un tentáculo, necesitamos mucho control. Por ejemplo, si quieres alcanzar tu taza de café porque está lejos, quieres usar tu tentáculo. Pero si realmente necesitas concentrarte porque es una tarea muy complicada, simplemente estar de pie sería menos disruptivo".
Su colega Dani Clode fue el cerebro detrás del Tercer Pulgar, que se presentó por primera vez en 2017. El dedo robótico impreso en 3D se lleva en el lado de la mano opuesto al pulgar real del usuario. El usuario lo controla con sensores de presión colocados en sus pies, en la parte inferior de los dedos gordos, con una conexión inalámbrica que los une.

Para su estudio, se entrenó a 20 participantes para usar el pulgar durante cinco días, por ejemplo, usándolo para recoger múltiples bolas o copas de vino con una mano. Aprendieron los conceptos básicos del pulgar muy rápidamente e incluso pudieron usarlo mientras estaban distraídos o con los ojos vendados. Escribiendo en la revista Science Robotics, el equipo dijo que los participantes también sintieron cada vez más que el pulgar era parte de su propio cuerpo.
Las preocupaciones detrás del transhumanismo
La posibilidad de que los humanos tengan alas, tentáculos o un brazo extra plantea una serie de preocupaciones éticas que deben considerarse cuidadosamente. Algunas de estas preocupaciones incluyen:
- Consentimiento informado: Es importante asegurarse de que cualquier persona que desee someterse a una mejora corporal tenga una comprensión completa de los riesgos y beneficios de la intervención, y que dé su consentimiento informado de manera libre y voluntaria.
- Desigualdades sociales: Si la mejora corporal se convierte en algo común, puede haber una brecha entre aquellos que pueden pagar las tecnologías y aquellos que no pueden. Esto podría crear desigualdades sociales y económicas.
- Discriminación: También existe el riesgo de que aquellos que no tienen mejoras corporales puedan ser discriminados o marginados por aquellos que sí las tienen. Esto podría crear una brecha aún mayor entre los grupos sociales.
- Cambios en la definición de lo que significa ser humano: La incorporación de partes artificiales o nuevas al cuerpo humano puede cambiar la forma en que definimos lo que significa ser humano. Esto podría tener implicaciones filosóficas y culturales más amplias.
- Dependencia de la tecnología: Si las mejoras corporales se vuelven demasiado comunes, es posible que la gente comience a depender demasiado de la tecnología para las tareas cotidianas. Esto podría tener implicaciones para nuestra capacidad para funcionar sin estas mejoras en caso de una falla del sistema o una emergencia.
Las preocupaciones éticas que surgen de la posibilidad de mejoras corporales son significativas y no deben subestimarse. Si bien la tecnología tiene el potencial de mejorar significativamente la calidad de vida humana, también puede crear desigualdades sociales y económicas, discriminación y dependencia excesiva de la tecnología.
Es importante abordar estas preocupaciones éticas de manera cuidadosa y reflexiva, y asegurarse de que cualquier intervención se realice con el consentimiento informado y la equidad en mente. Solo así podemos garantizar que las mejoras corporales sean un paso hacia un futuro más brillante y no una fuente de problemas éticos y sociales.
Fuente: Daily Mail UK
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