Estallido de la inflación, destrucción del capital y caída de los bancos centrales ¿Es el futuro tan oscuro como parece?

Publicado el 25 de abril de 2023, 0:57

La situación bancaria no tiene un panorama prometedor.

La inflación parece no tener freno.

Expertos predicen un Momento Minsky.

Cada día todo parece ir empeorando, y es que con inflación de los activos, llega inevitablemente el estallido de las burbujas y el posible momento más crítico de la crisis financiera del 2023. Si bien los bancos centrales se alegraron de ver aumentos limitados de los precios al consumo esta situación generó una inflación masiva en los activos que se está saliendo de control.

No es un secreto que durante la era de la expansión cuantitativa, los precios de los bonos se dispararon, las valoraciones de las acciones se dispararon, los precios de la vivienda aumentaron significativamente por encima de los niveles de asequibilidad, y los múltiplos de capital privado y capital riesgo subieron a máximos históricos.

La inflación de los activos precedió a la inflación de los precios al consumo, y puede ser una fuente importante de inestabilidad financiera.

El índice Bloomberg de precios de la vivienda en Estados Unidos se ha desplomado un 20% desde el comienzo de la contracción monetaria, y la evidencia del estallido de la inflación de los precios de la vivienda es una clara señal de destrucción de capital. La contracción monetaria provoca un descenso de los precios de los activos que, posteriormente, genera una reevaluación de la base de activos en las empresas financieras, desde los bancos hasta las empresas de capital riesgo.

Por lo general la importancia de la destrucción de capital en la lucha para frenar la inflación es ignorada. Los economistas tienden a creer que hay poca correlación entre los precios de los bienes y servicios cotidianos y la valoración de los activos financieros. Esto se debe a que gran parte de ellos rechaza la causa monetaria de la inflación, y el aumento de las valoraciones.

Para ningún experto es un secreto que la inflación de los activos financieros precede a la de los precios al consumo en los periodos de expansión monetaria. Del mismo modo, es claro que la destrucción de capital aparece antes de que la inflación del IPC disminuya en los periodos de contracción monetaria.

Y es que sin importantes depreciaciones de los activos financieros, es muy difícil que se produzca un verdadero proceso desinflacionista. ¿La razón? Las elevadas valoraciones de los activos financieros conducen a normas de préstamo más laxas, niveles complacientes de crecimiento del crédito y aumento de los precios al consumo.

Es necesario dejar en claro que el papel de los bancos centrales no es mantener al alza la renta variable, los bonos y los precios de la vivienda, y mucho menos impedir una corrección natural e incluso saludable.

A pesar de que toda la evidencia apunta a lo opuesto, se sigue asegurando que los bancos centrales no pretenden que suban los precios de los activos financieros. Claro, que los bancos centrales sí se preocupan por los mercados porque creen en el impacto del efecto riqueza en la economía real.

¿Por qué?

Cuando la población tiene la sensación de que su vivienda tiene más valor y sus valores bursátiles son más valiosos, se siente inclinada a gastar más y a pedir más créditos. Los precios de los activos financieros lideran el estallido inflacionista, y sólo la destrucción de capital en los precios de esos mismos activos puede reducir realmente los precios de los bienes y servicios.

El problema de los bancos centrales

En efecto, el inconveniente se presenta cuando los bancos centrales hacen caso omiso de las valoraciones excesivas de los mercados financieros durante un periodo prolongado. Llegados a esa situación y viviendo, como en 2020, en la "burbuja de todo", es cada vez más difícil luchar contra la inflación sin un susto en los mercados financieros.

El hundimiento de algunos bancos regionales en Estados Unidos es una prueba de la destrucción de capital. La base de activos se reduce rápidamente, los depósitos se marchan y la pérdida de capital no realizada es superior a la capitalización bursátil cotizada.

Quizás algunos puedan recordar que un aumento masivo de la cantidad de dinero fue lo que provocó el estallido inflacionista de 2021-2022. El crecimiento monetario está cayendo en picado, el impulso del crédito se está desvaneciendo y la destrucción de capital manifestada en la caída de los precios de la mayoría de los activos está empezando a ser un indicador adelantado significativo de una desaceleración más agresiva de la economía.

Los bancos centrales no pueden diseñar un aterrizaje suave para la economía cuando crearon una gran burbuja que requiere importantes amortizaciones en la mayoría de las empresas financieras y una contracción del crédito con ella.

La burbuja de todo conduce a la caída de todo, y el indicador principal de la desinflación será la destrucción de capital.

Fuente: Zero Hedge


«   »

Añadir comentario

Comentarios

Todavía no hay comentarios